
A menos de 3 km de Santa María de Redondo, siguiendo el camino hacia el pico Tres Mares, se encuentra esta curiosa y espectacular formación geológica, conocida como el Ribero Pintado. Situado al fondo del valle y en una ladera boscosa, sobre unos hermosos prados regados por el arroyo Lombatero, aparece repentinamente una increíble estratificación de sinclinales y anticlinales, con el aspecto de un mosaico de innumerables materiales, colores y texturas. Este capricho natural queda realzado por el robledal que la corona y la vegetación que la enmarca. Geológicamente, será tal vez una formación corriente, pero como espectáculo visual es incomparable.
Pasado el pueblo de Santa María, se puede dejar el coche en el aparcamiento que existe al inicio de la ruta de Fuentecobre, o seguir por una carretera, casi camino, hasta unas instalaciones mineras abandonadas y dejar allí el vehículo, lo que acora el recorrido en 2 km entre la ida y la vuelta, un paseo que puede ser realizado por cualquier persona pues su grado de dificultad es nula.
La mayor parte delas rocas que constituyen la Montaña Palentina (salvo excepciones puntuales) tienen origen sedimentario. Se depositaron bajo el mar en la plataforma continental de un continente llamado Gondwana durante 200 millones de años (entre 520 y 300 millones de años, aproximadamente).
Hay varios tipos de rocas sedimentarias: rocas detríticas que proceden de sedimentos detríticos insolubles en agua (cantos, arenas, arcillas y limos); rocas de precipitación química que proceden de la precipitación de sales disueltas en el agua, bien por concentración elevada de las mismas o bien por evaporación intensa del agua y rocas orgánicas que proceden de la compactación de sedimentos con elevado contenido en restos orgánicos, generalmente vegetal que se han depositado en momentos cálidos y lluviosos, que favorecen la proliferación de la vegetación, así como su posterior muerte y rápido enterramiento.
Hace 360 millones de años el clima del planeta y la distribución de las tierras emergidas eran muy distintos a los actuales. La zona que hoy visitamos se ubicaba entonces al sur del Ecuador, muy próxima a este y los materiales que constituyen hoy en día la Cordillera Cantábrica se encontraban sumergidos bajo el mar, en la zona próxima a la costa de un continente que desplazaba hacia el norte, donde había más fragmentos de tierra. Se produce una colisión entre las placas continentales y ello está provocando la emersión de relieves. Se trata de la orogénesis Varisca, proceso que se extiende unos 70 millones de años y en el que se forma un gran macizo montañoso. Las montañas se forman por la compresión, ruptura y aplacamiento de los sedimentos acumulados en el mar que existía entre los dos fragmentos continentales que chocan.
Durante el camino al Ribero Pintado observamos numerosos nódulos de alteración en las areniscas y lutitas. Se trata de una alteración progresiva de la roca, que sigue capas esferoidales. Se deba a la acción de los agentes geológicos externos sobre la roca, una vez que quedaron en condiciones subaéreas expuestas a la intemperie. Bajo las condiciones climáticas reinantes en la Montaña Palentina.
En el contexto de cambio de orogénesis várisca, plegamiento y formación de un gran sistema montañoso, se forman los sedimentos que constituyeron las rocas que hoy afloran en el Ribero Pintado. Estos sedimentos proceden de la erosión de la cordillera que se está formando. Al haber relieves importantes emergidos y encontrarse bajo un clima ecuatorial, los ríos transportan gran cantidad de sedimentos que se acumulan en el mar.
Es probable que estas rocas se depositaran en un abrupto talud que bordaba la plataforma continental y fueran llevados allí desde otras zonas marinas a través de corrientes de turbidez producidas por tormentas, terremotos o simplemente por la desestabilización de los sedimentos acumulados al borde de la plataforma. Todos estos procesos son muy comunes en zonas con una tectónica activa, como era esta durante la orogénesis várisca.
En cuanto a los colores que convierten al El Ribero Pintado en un lugar tan particular, el negro de las lutitas se deba a su elevado contenido en materia orgánica. Sin embargo, el rojo de las areniscas es debido a que los sedimentos se depositaron en un medio reductor, de manera que el hierro contenido en ellos (probablemente procedente también de los restos de organismos vivos) estaba en forma de sulfuro. Cuando estas rocas se encuentran a la intemperie (es decir en un medio oxidante), el hierro se oxida y pasa a hematites, con su color rojo característico.
En lo referente al relieve de la zona, en las formas acarcavadas de El Ribero Pintado tiene mucho que ver la erosión del arroyo que discurre por la base de la ladera. El desgaste de la parte inferior de la vertiente por parte del cauce provoca el descalce la misma, de modo que los materiales situados más arriba quedan suspendidos y caen por acción de la gravedad. El carácter deleznable de las lutitas ocasiona que la erosión sea muy acusada y un proceso rápido. En principio, las lutitas se acumulan en la base de la ladera, formando conos de derrubios, Pero además, el arroyo actúa evacuando los materiales acumulados con rapidez.
En las proximidades del El Ribero Pintado puede observarse un campo de bloques erráticos. Se trata de bloque de conglomerado triásico de grandes dimensiones cuya área fuente se encuentra en la divisoria de aguas entre Palencia y Cantabria (cordal formada desde Peña Labra hasta el Pico Valdecebollas). La posición interfluvial y en torno a los collados que tienen algunos de estos bloques y la existencia demás bloques en la margen derecha del arroyo del Ribero Pintado a casi 100 metros por encima del lecho del río actual justifican su origen glaciar.