
Dentro del proyecto AGROMINA que ha sido desarrollado en la campaña 2019-2020 por el Centro Tecnológico Agrario ITAGRA se ha evaluado el uso de carbón mineral en suelos agrícolas.
Se ha evaluado la incorporación de carbón triturado en diferentes dosis que varían de 5, 10 y 20 toneladas por hectárea en diferentes cultivos por más de 12 localidades de Castilla y León.
Los resultados obtenidos han demostrado que la incorporación de carbón en la dosis más baja de 5 toneladas por hectárea tiene un efecto en el equilibrio de la capacidad de intercambio catiónico del suelo, reduciendo este parámetro en aquellos suelos básicos. También se ha demostrado un efecto en la eficiencia del fosforo en el suelo, mostrado como la concentración de fosforo asimilable al final del cultivo es mayor que en las parcelas donde no se había aplicado carbón.
Este incremento en el fósforo asimilable se ha demostrado no estar asociado a una pérdida de producción o a una mineralización de la materia orgánica del suelo. Este aspecto es interesante porque la incorporación de carbón a dosis bajas evita que este fosforo que se aplica todos los años a los cultivos en forma de fertilizante se bloquee en el suelo, no quedando disponible para las plantas. Por ello este uso de carbón en el suelo mejora la eficiencia del fosforo en el suelo. Conviene indicar que Europa es deficitaria en este mineral, y dependiente de otros países que si lo tienen como Marruecos.
Además, se apunta que las reservas minerales de roca fosfórica en los próximos 50 años se van a ver muy comprometidas para seguir alimentando a los cultivos agrícolas. Por ello el uso de carbón mineral contribuye a mejorar la eficiencia de este nutriente en los suelos y cultivos, y por extensión dar un uso agronómico a carbón mineral que tradicionalmente ha tenido un destino energético ahora en desmantelamiento.
Estos resultados a espera de poder seguir validándolo en investigaciones siguientes, abre una ventana de oportunidad para las explotaciones mineras de Castilla y León, y de mejora en el uso de los nutrientes en los suelos.
Estos resultados han sido contrastados con otras publicaciones científicas que han evaluado este carbón mineral y que han demostrado efectos positivos en otros parámetros de los suelos, como el aumento de la retención de agua, la reducción de la emisión de óxidos de nitrógeno en combinación con fuentes amónicas nitrogenadas o la eficiencia en el fósforo asimilable en los suelos, cuestión todas ellas que también han sido validadas dentro del proyecto AGROMINA, además de otras mas operativas-mecánicas para la incorporación del carbón mineral triturado en los suelos.
Este efecto del carbón mineral en el suelo es similar al que nos podemos encontrar con el biochar, que es un producto que se ha investigado mucho en los últimos años y que supone transformar la biomasa (restos de poda, residuos lignocelulósicos, etc.) en un tipo de carbón vegetal a través de un proceso de pirolisis. Este biochar en el mercado supone unos 500-600€ por tonelada frente a los 100-200 €/t que supone el carbón mineral.
ITAGRA continuará desarrollando esta línea de investigación tan prometedora y transversal para el sector primario de nuestra región, ampliando estas evaluaciones a el uso del carbón de los escombros que es descartado por su bajo poder calorífico y que constituye hoy en día un impacto ambiental.