
Juan Manuel Santamaría sonríe cuando se le pregunta con qué versión de todas debe uno quedarse cuando escucha o lee el relato de una leyenda. «El origen es la primera, la que tenga la fecha más antigua», revela entre risas el autor de ‘Leyendas de las tierras de Segovia’, el libro que será presentado el próximo jueves 15 de diciembre a las 19:00 horas en el salón de Plenos de la Diputación.
Santamaría ha recogido en total noventa leyendas que, divididas en ocho capítulos, hablan desde de los personajes más segovianos como San Frutos, San Valentín o Santa Engracia hasta de relatos que han sido inspirados por el paisaje. Todo ello sin olvidar las leyendas que explican nombres de lugares, las siempre recurrentes leyendas inspiradas en imágenes de Jesús y los santos, las leyendas marianas, las de la repoblación o, cómo no, aquellas que, como la archiconocida leyenda del Acueducto, están inspiradas en monumentos arquitectónicos. Pero el trabajo no sólo ha sido el de recopilarlas, juntarlas y escribirlas; la elaboración de ‘Leyendas de las tierras de Segovia’ va mucho más allá, tal y como explica Juan Manuel Santamaría. «Ha sido un trabajo de cuarenta años; entiendo que es un estudio bastante serio de cada una de ellas», indica, al tiempo que reconoce que sobre alguna de estas narraciones ha llegado a leer o escuchar hasta treinta versiones diferentes y las ha llegado a encontrar hasta en cien publicaciones distintas.
Con tanto relato, al autor de este libro editado por la Diputación de Segovia no le ha faltado tiempo para bucear en archivos y desempolvar documentos entre los cuales, el más antiguo, según revela, es las ‘Cantigas’ de Alfonso X, del siglo XIII.
Explica que «el libro no es una acumulación de leyendas, sino que es una investigación en profundidad sobre su origen, de dónde proceden y cómo evolucionan» y confiesa que «aunque algunas las sabía, partiendo de las pocas que conocía intenté ver si había alguna más». Santamaría consultó entonces, sobre todo, a personas mayores del medio rural y pasó un cuestionario a sus alumnos de Bachillerato para que «preguntando entre sus familiares, me facilitasen los títulos de las leyendas que conocían». El resultado fue satisfactorio por la implicación de la gente, pero como cuenta el autor risueño «¡todos conocían las mismas!». Por este motivo, Juan Manuel Santamaría, tal y como explica en el prólogo del libro, apostó en aquel momento por «pasar a la consulta bibliográfica, tratando de ampliar la relación de leyendas con títulos no conseguidos mediante la consulta directa».
El resultado son 250 páginas en las que, como indica Santamaría, «algunas de las leyendas necesitan varias páginas para verse resueltas y otras a lo mejor se pueden contar en un par de párrafos». Cuestionado por si a la gente le gusta escuchar leyendas, Juan Manuel Santamaría asegura que «desde luego, es un tema recurrente» y recuerda cómo son varias las personas que han optado por escribir sobre leyendas en los últimos tiempos en Segovia.
Juan Manuel Santamaría reconoce estar contento del trabajo realizado y, para terminar, aunque confiesa que le cuesta elegir entre una de las noventa, finalmente escoge como su favorita la leyenda de La Mujer Muerta, argumentando que le «llama mucho la atención que trata sobre alguien que quiere poner paz entre dos personas que están peleadas». Si quien esté leyendo estas líneas creía que la historia iba por otros derroteros, es que Juan Manuel Santamaría tiene razón al decir que «si el pueblo asume una leyenda como propia, es capaz de transmitirla con todas las variantes que se puedan imaginar».